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FUE GOLPEADA... ENCERRADA... HUMILLADA...

Mary Ellen Wilson nació en Nueva York, en 1864 su padre murió cuando ella era apenas un bebé, y su madre, sin recursos, la entregó a una pareja que parecía respetable, pero la verdad era otra... detrás de esas paredes no había ternura, solo castigos, hambre y miedo.

Mary Ellen no era tratada como una niña, era una sombra, una presencia silenciada. Dormía en un armario, recibía latigazos, pasaba días sin comer... No jugaba... No reía... No hablaba... Vivía cada día como una batalla silenciosa por sobrevivir.

El mundo habría seguido ignorando su dolor si no fuera por Etta Angell Wheeler, una voluntaria que recorría el vecindario. Fue ella quien vio lo que nadie quería ver, la delgadez extrema, las marcas en su piel, la mirada apagada de una niña rota.

Pero... ¿Cómo ayudarla en aquel tiempo, cuando NO existían leyes para proteger a los niños, y eran invisibles ante la justicia?

Entonces, a Wheeler se le ocurrió pedir ayuda a la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (ASPCA), porque si los animales podían ser defendidos, ¿por qué no los niños?

Henry Bergh, el presidente de la organización, se conmovió y decidió actuar, con la ayuda de un abogado, consiguió una orden judicial. Cuando sacaron a Mary Ellen de aquella casa, la escena era devastadora, estaba cubierta de cicatrices, desnutrida, y con un miedo que hablaba más fuerte que cualquier palabra.

Su testimonio en el juicio fue un eco desgarrador, con apenas diez años, Mary Ellen describió entre sollozos cómo era golpeada, privada de comida y obligada a vivir como si no existiera. La sociedad, al verla, entendió por primera vez algo que parecía obvio pero nunca se había dicho: los niños también pueden ser víctimas de violencia.

De ese proceso nació la primera institución en el mundo dedicada a proteger a la infancia: la Sociedad de Nueva York para la Prevención de la Crueldad Infantil (NYSPCC). La historia de Mary Ellen abrió los ojos de una sociedad dormida y dio origen a leyes, organizaciones y movimientos que, desde entonces, luchan por la infancia.

¿Y qué fue de ella? 

Mary Ellen fue adoptada por una familia que le dio estabilidad y afecto. Por fin pudo asistir a la escuela, crecer en un entorno seguro y reconstruir lo que le habían arrebatado. Se casó, tuvo hijos, y les ofreció lo que ella nunca tuvo: un hogar lleno de amor.

Ningún niño debería vivir con miedo, la infancia merece ser protegida… De corazón ️ deseo que nunca más un niño tenga que gritar en silencio… y que haya más personas valientes y comprometidas como la voluntaria Etta Angell Wheeler, que logró salvarla de su terrible sufrimiento…

Si puedes comparte, para crear consciencia…



Autor:Clara Manzo

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