Te deseo un amor bonito, sin ataduras, sin exigencias, sin pago por adelantado, sin complejos ni miedos, no hecho a la medida ni al gusto, un amor tan solo que se amolde a tu pecho, a tu cuerpo, a tus labios y a tus pensamientos.
Te deseo un amor de juventud, aunque en tu rostro, se hayan acentuado los años, un amor bastante loco, pero que en su momento pueda ser sereno y abrazarte para sentir su protección cuando te falte el aliento; un amor curioso, rebelde, valiente, coherente, invaluable, un amor que pueda dejar su orgullo de lado y que te diga las cosas de frente aunque puedan dolerte, un amor de esos que tienen ese don de en ciertos días, en ciertos momentos.
Te deseo un amor cómplice, que vuele libre a tu lado, un amor luminoso y radiante, un amor imperfecto, de los que vienen en partes y se reconstruyen mutuamente; te deseo un amor entrañable, un amor que baile y que cante, un amor sin miedo al ridículo, un amor atrayente, de los que no puedes dejar de mirarles, un amor que te hable mucho de la vida y del arte, un amor que te recuerde y te dedique canciones, que te lea y que te escriba poesía, que te piense sin que se harte, que te acompañe sin la impaciencia por marcharse, un amor que sea capaz de escucharte y que cuando haya visto la peor versión de ti, tus demonios y flaquezas, tus defectos y tu oscuro pasado aun así quiera quedarse.