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La PAZ NO ES UNA ALTERNATIVA: Es una NECESIDAD...

La imagen de una paloma atrapada en un reloj de arena que desciende hacia la guerra no la he puesto solo como una metáfora, sino como una ADVERTENCIA ... porque el reciente bombardeo a las instalaciones nucleares de Irán— Fordow, Natanz e Isfahán—por parte de Estados Unidos e Israel, más allá de las tensiones políticas que lo motivan, representa una de las expresiones más graves de riesgo existencial para la humanidad. Frente a este panorama, la paz deja de ser una elección diplomática: es un imperativo basado en evidencia científica, ecológica, ética y humanitaria.

Riesgo de liberación radiactiva

Las instalaciones nucleares no están diseñadas para resistir ataques militares. Si se dañan los reactores o los depósitos de residuos, puede liberarse material radiactivo al ambiente. Esto ya ocurrió en Chernóbil (1986) y Fukushima (2011), con consecuencias sanitarias y ecológicas documentadas por la [Organización Mundial de la Salud] (https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/ionizing radiation-health-effects-and-protective-measures) y el [UNSCEAR](https://www.unscear.org/unscear/en/chernobyl.html).

Contaminación transfronteriza

La radiactividad no respeta fronteras. Partículas liberadas en un ataque pueden viajar miles de kilómetros por la atmósfera, afectando cultivos, agua y salud humana en países vecinos.

¿Cuántos países deben enfermarse para que la comunidad internacional actúe con cordura? El [IAEA](https://www.iaea.org/topics/nuclear-safety-and-security) advierte que cualquier daño a instalaciones nucleares en zonas de conflicto representa una amenaza regional e incluso global.

Escalada hacia un conflicto nuclear

Aunque el ataque no utilizó armas nucleares, aumenta el riesgo de una guerra más amplia. Estudios del [Bulletin of the Atomic Scientists](https://thebulletin.org/) y del [Science & Global Security Journal](https://sgs.princeton.edu/) muestran que incluso un conflicto nuclear limitado podría causar un “invierno nuclear”, reduciendo la temperatura global y provocando hambrunas masivas.

Efectos sobre la salud que trascienden generaciones

La radiación no solo mata, trasciende el tiempo. Genera mutaciones genéticas, daña órganos internos y deja huellas invisibles en los descendientes de las víctimas. Lo que hoy se libera en el aire, mañana afectará los nacimientos, los pulmones, las células.

La exposición a radiación ionizante puede causar cáncer, enfermedades cardiovasculares y daños genéticos. Estos efectos han sido ampliamente documentados por la [OMS](https://www.who.int/news-room/questions-and answers/item/radiation-nuclear-emergencies) y el [Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de la Radiación Atómica (UNSCEAR)](https://www.unscear.org/).

Ecosistemas, economías, equilibrios rotos

Este ataque también impacta la biodiversidad, los océanos, la estabilidad del comercio internacional y la disponibilidad de energía. Golpear una planta nuclear es afectar el latido de la economía global, compromete el presente y el futuro de millones de personas ajenas al conflicto.

El ataque a instalaciones nucleares no solo pone en riesgo vidas humanas, sino también ecosistemas enteros y cadenas de suministro globales. La Agencia Internacional de Energía (IEA) advierte que una escalada en la región podría afectar el 20% del comercio mundial de petróleo, con consecuencias económicas globales.

Reflexión: ¿Por qué la guerra jamás será buena?

La guerra nunca es, ni será buena, porque mutila lo más preciado que tenemos: la vida, la memoria.. si bien en los juegos geopolíticos la utilizan como una herramienta de control o disuasión, el costo siempre lo paga la gente común, la tierra, el futuro.

La historia nos ha enseñado —con Hiroshima, con Sarajevo, con Siria— que cada guerra siembra más odio del que elimina.

La paz, por tanto, no es la ausencia de guerra. Es la presencia activa de diálogo, ciencia, cooperación y justicia. Y hoy, más que nunca, el mundo necesita voces que no solo denuncien el horror de la guerra, sino que se levanten en defensa de un futuro digno para todos. Porque lo que está en juego no es solo un país o una alianza... es nuestra humanidad entera.

Escrito por: Ana Clara Spitz Geb Manzo



Autor:Ana Clara Spitz Geb Manzo

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